Acuíferos jaliscienses en condición déficit en Altos y centro de Jalisco

Continúa II Coloquio de Invierno de la Red de Políticas Públicas, en el Paraninfo Enrique Díaz de León

Fabiola Giovana Amaya Acuña

Continúa II Coloquio de Invierno de la Red de Políticas Públicas, en el Paraninfo Enrique Díaz de León

El 44 por ciento de los acuíferos jaliscienses se encuentran en condición de déficit. Estos están ubicados en las regiones Altos Norte, Altos Sur y centro de Jalisco. Las causas se deben a que se extrae más agua de la que se recarga en los acuíferos, afirmó la licenciada Fabiola Giovana Amaya Acuña, coordinadora en el área de cambio climático, de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (SEMADET), durante su participación en la mesa redonda Disponibilidad del Agua y Redistribución de Riesgos Hidrometeorológicos en Jalisco, dentro del II Coloquio de Invierno de la Red de Políticas Públicas, “Jalisco: problemas y capacidades de respuesta”, organizado por la Universidad de Guadalajara.
 
En la región de los Altos hay una actividad agropecuaria intensa, lo que conlleva a que la huella hídrica en el caso de las vacas lecheras es de 2 mil 56 metros cúbicos por cabeza y en el caso del acuífero del municipio de Encarnación de Díaz, los usos agropecuarios representan más del 90% del volumen extraído, se trata de un acuífero sobreexplotado.
 
En la región centro de Jalisco está ubicada la Zona Metropolitana de Guadalajara, con una concentración de más del 60% de los jaliscienses. La presión sobre el agua en esta zona no sólo es local, ya que se abastece, aproximadamente del 30% del agua subterránea; 60% por ciento del lago de Chapala y el resto de la presa El Calderón.
 
Indicó que gracias a los modelos de producción en el sector agropecuario hay un “forzamiento ecológico”, que está por encima de la vocación productiva de los ecosistemas, dado que los recursos son insuficientes para desarrollar la actividad sin comprometer el equilibrio del subsistema natural. La mayor superficie destinada a la producción es para especies para forraje, como la alfalfa, lo que está limitando la capacidad de retención de humedad del suelo, dado que no se favorece la permanencia de una cubierta vegetal que sirva de protección para la erosión y que permita la filtración y retención del agua.
 
La creciente mancha urbana aunada a una falta de planeación ha urbanizado zonas de filtración. A la Zona Metropolitana de Guadalajara le falta agua, pero contradictoriamente se inunda con una lluvia de veinte minutos, lo que suena ilógico.
 
Denunció que no se ha garantizado en la Zona Metropolitana el acceso público al agua. De acuerdo a datos de 2012, alrededor de 180 mil habitantes de la zona metropolitana de Guadalajara no contaba con acceso al agua entubada.
 
Por su parte, el doctor Salvador Peniche Camps, investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), señaló que los problemas del agua, junto con los del cambio climático tienen que verse desde una perspectiva económica, ante una mayor escasez y la modificación, en consecuencia, de los valores del mercado del agua.
 
El doctor Arturo Curiel Ballesteros, investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), quien fungió como moderador señaló que Jalisco se caracteriza por tener una de las pocas culturas que secan sus lagos. “El segundo lago más importante, después de Chapala, que era la Laguna de Magdalena fue secado aproximadamente en los años treinta”.
 
Añadió que el agua de algunos ríos y lagos es cada vez menos accesible, en parte, por algunos contaminantes que son reportados, incluso, a través de medios oficiales y añadió que se podría hablar de que “sufrimos una escasez de carácter crónico”.
 
Por su parte, el doctor Jorge Regalado Santillán, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) resaltó que el agua es el elemento que hace posible la vida de todos los seres vivos. “Nadie podríamos vivir en este mundo sin agua”, por lo tanto no hay que atentar contra este elemento vital.
  
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: José María Martínez