Una infección estomacal o intestinal es producto de hábitos no higiénicos y puede traer implicaciones más graves en la salud o lo económico, por lo que resulta vital la inocuidad, que integre las acciones de lavar, cocinar, refrigerar y desechar, y reforzarlos en esta época de calor. Si en Estados Unidos enferman, cada año, más de 9.4 millones de personas por consumir alimentos contaminados, a pesar de tener altos estándares higiénicos, educación en el consumidor y regulaciones para la industria, la situación en países como el nuestro puede ser más grave, advirtió la jefa del Departamento de Salud Pública del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), doctora Elisa Cabrera Díaz. Según la Secretaría de Salud, en México se presentan alrededor de seis millones de enfermedades transmitidas por agua o alimentos. Uno de los factores que inciden en estos padecimientos es no almacenar a la temperatura adecuada. “Si cocinamos un alimento, (y) lo dejamos demasiadas horas a temperatura ambiente, vamos a generar un factor de riesgo de multiplicación de microorganismos”, agregó la académica. Una medida consiste en bajar su temperatura a nivel ambiental en menos de dos horas y en menos de dos horas en refrigeración. El tiempo de vida de anaquel depende de su composición y características. Es importante que los guisados, por ejemplo, al retirarse de refrigeración luego de unos días, sean recalentados a temperatura de ebullición antes de servir. “De esa manera destruyes los microrganismos que pudieron haberse multiplicado incluso a temperaturas de refrigeración”, agregó Cabrera Díaz. La cocción insuficiente, sobre todo, de alimentos cárnicos o el uso de alimentos que provienen de una fuente insegura o no se produjeron con estándares de calidad e inocuidad, también son factores que pueden enfermar. Otras acciones de higiene como lavar y desinfectar frutas y verduras, limpiar superficies y utensilios, asear manos antes de preparar y consumir alimentos, deben reforzarse en tiempos que aumenta la temperatura como en primavera y verano.
Texto: Eduardo Carrillo Fotografía: Judith Castro